Havel havalim, ‘amar Qohelet
Havel havalim, akol havel.
[Qohelet]
Però tu stesso sei nato nuovo sotto il sole. E il poema di cui sei l’autore è anch’esso nuovo sotto il sole, perché prima di Te non lo ha scritto nessuno. E nuovi sotto il sole sono tutti i tuoi lettori, perché quelli che sono vissuti prima di te, dopotutto, non hanno potuto leggerlo. [Wislawa Szymborska]
Mio Dio, ti canterò un canto nuovo,
suonerò per te sull’arpa a dieci corde
[Salmo 144]
Novis te cantabo chordis,
O novelletum quod ludis
In solitudine cordis.
[Baudelaire]
Oggi è data possibilità e libertà di compiere la pura fondazione di Dio, cioè di attuare finalmente l’ingresso di Dio all’essere e all’esserci, di effettuare finalmente l’inizio puro e l’avvento positivo di Dio; inteso Dio come Dio nuovo, strutturato secondo pura antimemoria e puro futuro, quindi Dio puramente non creatore e anticreatore che assume tutta la nostra irrealtà soprarealtà dentro un rapporto fondamentale opposto a quello di qualsiasi creare ed essere creato. [Tartaglia, Tesi per la fine del problema di Dio]
Nam tibi praetera quod machiner inveniamque,
quod placeat, nil est: eadem sunt omnia semper.
Si tibi non annis corpus iam marcet et artus
confecti languent, eadem tamen omnia restant,
omnia si perges vivendo vincere saecla,
atque etiam potius, si numquam sis moriturus.
[Lucretii De Rer. Nat., III, 943-949]
Se spera che i sassi
deventa paneti
perché i povareti
li possa magnar.
Se spera che l’acqua
deventa sciampagna
perché no i se lagna
de sto giubilar.
Se spera sperando
che vegnerà lora
de andar in malora
per più no sperar.
E colui che sedeva sul trono disse: “Ecco, faccio nuove tutte le cose”.
[Apocalisse 21, 5]
Mai più ci sarà un’altra volta,
mai più li godrò, mai più li vedrò!
Dov’è, o mio cuore, il luogo della vita?
Dov’è la mia vera casa?
Dov’è la mia vera dimora?
Io soffro qui sulla terra!
[Canti aztechi]
Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de Radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡No voy a renunciar!
Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeño su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, victimas del mismo sector social que hoy estará esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
[Salvador Allende, 11 settembre 1973]
La vida es eterna en cinco minutos.
[Victor Jara, Te recuerdo Amanda]